miércoles, 29 de octubre de 2014

La caracolización de los seres humanos


 ¡En esta esquina…!

La  caracolización   de  los   seres  humanos

Por Manuel Salazar

He  resistido  caracolizarme,  pero cada vez me siento más una especie rara, cuando  miro mi entorno lleno de personas de todas las edades que vienen y  van  caracolizadas.

Es un fenómeno que se da desde hace mucho tiempo en las principales ciudades del planeta, y que en nuestro país comenzó a observarse de menos a más desde la primera mitad de los años de 1980,  cuando quedó configurado el modelo de crecimiento económico actual, centrado en servicios y afirmado en el consumismo, al que se agregó como sustancia la privatización, y el imperio del mercado por sobre la sociedad, con sus impactos en la migración campo- ciudad, el auge de las plazas comerciales, de las  inmobiliarias y el uso desordenado del territorio; la subcontratación laboral, el pluriempleo y la informalidad.

Un resultado distintivo de este modelo son los barrios “dormitorios”, lugares periféricos y distantes a los ejes tradicionales de la ciudad, a donde decenas de miles de personas van apenas a encontrarse   con   sus  familias;  duermen,  y salen bien temprano, cada uno por su destino a la faena por la vida en sus más diversos componentes.

La de Santo Domingo, por caso, es   una  ciudad  dominada  por  guaguas voladoras, autobuses,  carros, motores,  yipetas, camiones, patanas; corredores, elevados, túneles.  En esta quedan lejos los hospitales, farmacias, escuelas, colegios y universidades, oficinas públicas y privadas, bancos… todos los lugares a los que la ciudadanía debe recurrir a resolver alguna necesidad.

Es resultado del cambio trascendente de la actualidad   de   entre  los  tres  que universalmente han impactado las maneras de vivir, cuales son: la revolución  agraria que asentó al ser humano a la tierra, lo convirtió de nómada en sedentario; la industrial que lo implantó en las ciudades, y la actual,  científico-técnica, que despliega sus fuerzas e impulsa, junto al  predominio del  capital financiero,  la llamada "nueva economía", que en países como la República Dominicana ha venido transformando las ciudades e imponiendo la  caracolización   de   los  seres  humanos.

Hembras y varones de todas las edades, estamos siendo forzados cada vez  a organizar nuestra cotidianidad de tal manera que tengamos que hacer una sola salida al día de nuestros hogares, y en esta dar solución a todas las necesidades o diligencias que correspondan; para regresar iniciada o bien entrada  la noche, extenuados de tanto ir de aquí para allá.

Se ve a mucha gente   por doquier, con   mochilas, bultos o macutos.    Una   casa   en   miniatura   a cuestas, con despensa y agua incluida;   pastillas  y  el  “recibo” de la luz o del teléfono; la muda de ropa  y  la toalla; el desodorante y el abanico de  cartón;  libros y cuadernos.  Lo mínimamente necesario para sobrellevar un día en la vida difícil  de  la ciudad.

Con la casa encima, como un caracol.

Nos   caracoliza   el   modelo de crecimiento económico y la ciudad difícil que este genera, cual nos ha sido impuesto con rango constitucional.  Las mayorías populares estamos en consecuencia frente a la disyuntiva de luchar para superar ese modelo; o   caracolizarnos  de  más  en  más, con toda la insolidaridad y deterioro del tejido social y familiar que esto conlleva.



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