miércoles, 31 de diciembre de 2014

El año de la responsabilidad

¡En esta esquina…!

El  año  de  la responsabilidad

Por : Manuel Salazar


Llega el 2015 de muchas expectativas políticas y sociales y de convocatoria a la responsabilidad de los sectores de la oposición.

Y es de rigor desear de todo corazón  que este sea lo mejor posible para el pueblo dominicano.

A  pesar   de   lo  difícil  que  son  las  condiciones en que mal viven las mayorías y de lo estropeados que están los componentes básicos de la nación, hay que alentar el optimismo y perseverar en la idea de que las cosas pueden cambiar para mejor en el país.  No debemos derrotarnos a nosotros mismos permitiendo que el pesimismo caiga sobre nuestros espíritus y lacere la voluntad de continuar en el esfuerzo por el cambio.

Desde luego que la responsabilidad principal para alentar el optimismo corresponde a los políticos y activistas del movimiento popular que somos oposición, y debemos actuar de manera que ese deseo tenga realismo y    no   se   quede  en  un recurso  literario. Nos corresponde hacer una oposición útil, efectiva, no de opinión; que se proponga arrancarle al gobierno reivindicaciones sentidas por las mayorías populares.

Para solo señalar algunos, el 2015 hereda cualquier cantidad de asuntos problemáticos para la nación y el pueblo: 600 concesiones del territorio nacional entre estas Loma Miranda, para la exploración y explotación de recursos naturales y mineros por parte de empresas privadas, con la agravante terrible de que en estos territorios se encuentran y podrían ser dañadas las principales cuencas acuíferas que proporcionan agua a gran parte del país.  Además, hay en curso un proyecto de privatización del agua, auspiciado por cúpulas del empresariado y parte también del oficialismo, aunque es justo decir que hay funcionarios públicos que lo rechazan.  Igual, queda  en  relieve  la perspectiva de si la corrupción y la impunidad serán condenadas, y lo propio sobre  los feminicidios, que hasta estos días últimos han seguido generando luto y estupor en la sociedad.

Recibe también el aumento de impuestos tremendos como el ITBIS que aumenta del 11 al 13%  reduciendo más la capacidad de compra del exiguo salario de los que tienen suerte de tenerlo. Antes de este aumento impositivo el salario mínimo mayor del país que es de poco más de 11 mil pesos, apenas alcanzaba para cubrir el 40% de la canasta familiar calculada por el Banco Central,  y  ahora apenas alcanzará para un 30%.

Consideremos también que en los días últimos del año que cierra el Dr. Leonel Fernández reafirmó su juicio de que el PLD ganará las elecciones del 2016 y  que  en este 2015 ese partido saldrá unido a las calles con una candidatura, coronando la seguridad de sus afirmaciones con  un  llamado a sus principales aliados a  proponerse  entregar  el  país  en  el 2044  en la ruta hacia una fase superior de progreso.

Ese  discurso  procura  elevar la subjetividad de los suyos para la competencia electoral y a la vez reducir  la de los opositores.

Hechos   y   dichos   suficientes   han habido desde el oficialismo para  desafiar en el año que inicia  la responsabilidad de los sectores que se asumen oposición. Nos corresponde superar la dispersión de las fuerzas opositoras que es la que da aliento al continuismo, y por eso la trabaja de múltiples y hasta de imperceptibles maneras.

Este 2015 es año vital para estructurar una fuerza que pueda derrotar al continuismo, ser gobierno y cambiar el país en un sentido positivo.  Este es el año para hacerlo.  Mejor si es en sus inicios. En   ese   esfuerzo todos los sectores de la oposición somos necesarios, y, como el que más tiene da más, el PRM  está  en  la enorme responsabilidad de decidir bien sus asuntos internos; atreverse a la oposición de calles y plazas públicas, y a mostrar en la práctica una resuelta disposición al compromiso programático para un !fuera y cambio!


lunes, 22 de diciembre de 2014

17 de diciembre para recordar y aprender

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17 de diciembre para recordar y aprender.

Por: Manuel Salazar

El 17 de diciembre del corriente año es un día que pasa a la historia marcado por el regreso a su país de los tres héroes cubanos que quedaban presos de los cinco que  estaban   en cárceles de los Estados Unidos de Norteamérica; mismo que por la restauración de las relaciones diplomáticas y otras derivaciones en materia económica y de migración entre este país y Cuba.

Destacan en este resultado histórico  la  firmeza y perseverancia del gobierno y pueblo de Cuba en sus reclamos y la solidaridad con estos de pueblos, gobiernos y estados de casi todo el planeta. Y por supuesto, consta la actitud del gobierno y de  influyentes medios de comunicación norteamericanos que, en atención a los intereses geopolíticos de su país, han tenido la  inteligencia  para   entender que este necesita mejorar las posibilidades de trato con una América Latina que no es políticamente la de 1961 y de la guerra fría, y que está en las miras de los capitales de China, Rusia y la Unión Europea que han echado abajo la doctrina Monroe.

La estrategia de ganar- ganar ha sido puesta en relieve. Gana Cuba con mucho. Y ganan los EEUU.  Dos gobiernos y causas enfrentados por más de 50 años encuentran una ocasión para lograr niveles de entendimientos, así quede como realidad una gran cantidad de problemas con posibilidades de otros tipos de conflictos en lo adelante.

 Además de festejar el triunfo del pueblo cubano, en este hecho hay un curso de política al que la izquierda y el progresismo dominicanos   debemos  abrir  las compuertas del  entendimiento y proyectarlo a la evaluación y la toma de decisiones en la coyuntura en curso.

De hecho, el compañero Fidel Santana, candidato y presidente del Frente Amplio, está planteado la estrategia de ganar- ganar en la política de Convergencia y creo se le debe escuchar por lo menos.

Pero hay más.  Del discurso pronunciado por el presidente Raúl Castro para informar los acuerdos vale resaltar la parte en la que reitera lo que ha sido una clave del proceso cubano para ganar cada vez más apoyos de gobiernos y estados en medio del asedio del gobierno norteamericano, cual es, la que dice: “Debemos aprender el arte de convivir, de manera civilizada, con nuestras diferencias”. 

Las brisas de estos tiempos navideños suelen hacer más sensibles las almas humanas y no estaría de más que las militancias de la izquierda y del progresismo hagamos provecho de la ocasión para reflexionar aquella idea del discurso del presidente Raúl Castro. Un viaje a la humanidad de cada quien caería bien y pudiera servir a propósitos políticos ulteriores.

Uno de los hechos que más han perturbado mi espíritu en los últimos diez años es haber constado en la práctica que en el tratamiento de las diferencias, algunas reales y las más ficticias, muchos y muchas militantes se han dañado en su humanidad; que la crisis de humanidad es un componente del déficit de la izquierda y el progresismo dominicanos para posicionarse como fuerza de poder que se corresponda con todo su derroche de sacrificios en las luchas por el bien  de las mayorías.

Porque  a  la división, que de por si es un grave problema, se ha unido de más en más la competencia burda, y con el fanatismo que acompaña esta irracional rivalidad,  aparecen también la calumnia y el linchamiento moral contra los que se suponen competidores.  El utilitarismo en nombre de la unidad; la incapacidad de honrar una amistad con independencia de las diferencias; la poca nobleza para reconocer méritos de otros y otras, y en fin, la deshonestidad,  igual  tienen nidos.
La deshonestidad, que es más que la práctica de apropiarse de recursos del Estado.

Crisis de humanidad, en una palabra.


El Che Guevara lo dijo, para la revolución es posible y necesario construir seres humanos nuevos y en el caso de los revolucionarios y revolucionarias, esta tarea no tiene que esperar el triunfo de aquella; por el contrario, es condición para eso.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Pactar un gobierno de transición

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Pactar un gobierno de transición

Por: Manuel Salazar

Puede que a muchos resulte chocante el reclamo de un gobierno para una transición democrática como propósito político inmediato, porque lo que se conoce en nuestro país es que algo así corresponde para dejar atrás regímenes totalitarios como los de Trujillo aquí, Pinochet en Chile, Franco en España y otros tantos que harían larga la lista.

Aquí inició una tras la caída de la dictadura de Trujillo en 1961; sazonada por tanto tiempo, y tanto esperó el pueblo sus beneficios sin que llegaran, que  el  reclamo se esfumó sin más ni  más,  y se la  recordó de manera fugaz un día que el ex presidente Leonel Fernández la dio por concluida tras resaltar los logros de su gobierno último (2008- 2012).

Además, así no hayan crímenes, ni presos ni deportados políticos como los había en tiempos de Trujillo, tampoco se conoce   en momento y lugar algunos que un proceso de ese tipo haya  concluido  en  resultados tan parecidos a los que debió superar  en materia de distribución de la riqueza y de democracia con justicia social.

De la dictadura de Trujillo  transitamos a  una realidad como la actual, que tiene entre sus componentes  más  sobresalientes  la  concentración  de  los eslabones principales de la economía en pocas manos y en algunos municipios, y su correspondiente impronta en el régimen político e institucional.

Cuando Trujillo, una mano tenía casi todo el poder económico; se ha dicho que el   85-90% de las empresas.   Cincuentitrés años después, poco más de veinte controlan lo que aquella tenía, y mucho más.  Por esa misma cualidad de la economía dominicana, casi el 80% del crédito de los bancos va dirigido a un grupo muy pequeño y se concentra en el Distrito Nacional y unas cuantas provincias; lo propio ocurre con la inversión pública y privada, y por eso también  el mercado de valores no ha podido ser más dinámico, porque más que compañías por acciones, las empresas han sido de familias y difícilmente van a la bolsa a poner acciones en venta para capitalizarse y abrir así la posibilidad de que la  propiedad se diversifique.

En cuanto al  régimen  político e institucional,  no es como en la dictadura de Trujillo.  No lo es;  pero ha sido centralizado en manos de unas cúpulas y ha devenido en una “dictadura perfecta” en la que un solo partido controla todas las instancias y resortes del poder, dispone de la sustancia económica que le da sentido, en el marco de una constitución y leyes adjetivas  elaboradas y monitoreadas por esa voluntad política.

En este caso, la transición democrática que ahora nos desafía, debe proponerse superar lo que estudiosos de las transiciones han caracterizado como “una democracia restringida”; que en el caso dominicano se mueve  hacia  menos  desde  la condición de “democracia de electores” en la que  avanzó en el período 1996-2004, y comenzó a declinar en este año último, justo cuando el  PLD inició la tendencia  a afirmarse como partido único en la dirección del Estado.

La aspiración mínima, básica, de un gobierno de transición para ulteriores cambios, debería ser una sustancial democratización, desconcentración y equidad del régimen político y de la propiedad económica; la recuperación de la propiedad pública como factor de desarrollo y democracia; la renovación del   liderazgo político; participación directa y efectiva  de las mayorías populares en las decisiones políticas sustantivas y la distribución de la riqueza, entre otros. 

Para esto hay una gran oportunidad en la política de Convergencia con perspectivas hacia el  2016.  Digo en la política de Convergencia, que no es necesariamente la expresión orgánica, en tanto en esta faltan todavía importantes sectores que deberían suscribirla,  para  un gobierno de transición.


Esta transición pudiera darse por vía revolucionaria, es el ideal en que milito. Pero como revolucionario orientado en la ciencia, me ciño al concepto de correlación de fuerzas, y  se que las fuerzas progresistas y de izquierda no bastan en este momento para trazar un rumbo propio; y en ese entendido, lo pertinente es la concertación electoral amplia de los sectores democráticos de la oposición en torno a un programa de gobierno con aquel propósito. 

miércoles, 10 de diciembre de 2014

En la orientación correcta



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En la orientación correcta

Por: Manuel Salazar

Sectores políticos y sociales progresistas han lanzado el grito de No a la Corrupción y la Impunidad, que en este momento  concreta en el reclamo de que Félix Bautista, el entre muchos “metido al medio”, sea condenado por enriquecimiento ilícito.

A propósito de que este caso se dilucida en la Corte Suprema de Justicia varias organizaciones políticas se han unido para desarrollar una línea de unidad de acción con paradas, marchas y vigilias en lugares públicos, que me parece la orientación correcta y debe  mantenerse, ampliarse  y  crecer hasta convertirse en oleadas continuas de masas.

El reclamo ha tomado el curso que aconseja la política; presionar desde las calles,  plazas públicas  y medios de comunicación;  y no el de la pendiente jurídica, que si bien genera noticias, no es confiable por razones diversas para los fines de castigar la corrupción y poner fin a la impunidad.

El tema de la “judialización de la política” lleva poco en su tratamiento; pero bastante se ha avanzado y algunos especialistas la consideran un derrotero que no llega a los resultados que se proponen sus promotores.

En el ideal del Estado de derecho que constituye la esencia de la linea de muchas militancias progresistas, es coherente que estas recurran a los tribunales de la República para dilucidar asuntos que tienen una carga política en tanto son asuntos públicos que por demás involucran a políticos.  Pero en el terreno de los hechos y de la realidad dominicana, el recurso jurídico no pasa de la propaganda.

Aquí, solo el interés político y muy personal de Balaguer convirtió en reo de la justicia al ex presidente Jorge Blanco y a algunos de sus funcionarios.  Casi el 100% de los casos parecidos reposan en los archivos muertos de los tribunales. 

La política tiene como escenarios las calles y plazas públicas; el debate en los medios  de comunicación  masiva  y  en  los  foros públicos; y por supuesto,  las urnas. A estos escenarios, militancias como las que asumo, integran además las barricadas insurreccionales en un momento álgido de la confrontación nacional o  de   clases.  

La política tiene sus dinámicas, códigos, lógica y escenarios.  “Cada cosa va con lo suyo”, diría el gran José Martí.   

Abre un paréntesis. En los tiempos hacia el tercer mandato de Felipe González en España, Narciso Isa Conde recibió la visita de un veterano dirigente del Partido Comunista de España, y me invitó a compartir una cena conversación con este en un restaurant del centro histórico de la ciudad.  En ese momento las organizaciones sindicales de ese país preparaban una huelga general, y preguntamos a nuestro interlocutor sobre ese hecho.

Él,  muy veterano y conocedor de la lógica de la política, nos dijo: “habrá una huelga total.  El mismo gobierno la alienta a través de la UGTE.  Por ahí serán vaciadas todas las tensiones actuales, que son muchas.   El gobierno responderá luego, no antes, a algunas demandas;  y en lo adelante, el camino será expedito para la reelección de Felipe”.

Efectivamente. Así ocurrió todo. Cierra el paréntesis.
En Estados Unidos, quizás en Italia, los tribunales son espacios para dilucidar asuntos relacionados con el patrimonio público frente al poder de los políticos. Pero aquí son recursos aleatorios a la lucha política, más cuando la justicia  está  bajo el  control de los imputados.   No olvidemos que en República Dominicana alcanzamos hace poco, entre 1996- 2012, la condición de “democracia de electores”, y esta misma se mueve a menos en las condiciones en la que un solo partido controla todos los estamentos del Estado.

Entonces, es algo saludable que  el  movimiento   haya  adoptado  la  orientación correcta cuando se propone desarrollar en calles y plazas públicas, donde puede tomar la forma de una gran alianza de masas.  Este es el espacio en el que los casos de corrupción no se archivan, ni prescriben. 

miércoles, 3 de diciembre de 2014

La causa kurda.


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La causa kurda.

Por: Manuel Salazar

(Estambul, Turquía).   No es tan conocida en nuestro país como la del pueblo de alestina, pero es  igual una  causa  que  requiere  de  la  habitual solidaridad  del dominicano cuando  de  luchas por la autodeterminación de las naciones se trata.

Existe un pueblo kurdo, uno de los más viejos en la tierra, con varios miles de años antes de Cristo; y en la actualidad comporta los elementos esenciales que constituyen una nación: comunidad de lengua, costumbres y un arraigado sentimiento de unidad y solidaridad entre los suyos, que debiera contar con un Estado- territorio, a no ser por la voluntad de las viejas y nuevas potencias imperialistas.

Los kurdos son una nación sin Estado, con una población general que ronda los 35 millones y tuvieron asentados en territorio propio. Hacen parte de los pueblos indoeuropeos existentes desde hace más de 2 500 años antes de  la  era cristiana en el Kurdistán, que entonces integraba territorios de lo que hoy es Irak, Irán, Turquía, Siria y Armenia, unos 550 mil kilómetros cuadrados.

Datos históricos señalan que la primera división de ese pueblo se remonta al siglo XVII a raíz de un tratado entre los imperios Otomano y Persa que se repartieron ese territorio; y desde entonces la persecución ha sido una constante.

Durante la Primera Guerra Mundial el gobierno turco proclamó un plan de exterminio a las minorías kurdas, las que sufrieron asesinatos en masa y sus pueblos fueron incendiados, sin que las potencias aliadas contra el imperio Otomano hicieran nada para impedirlo.

Tras la derrota del imperio Otomano en esa guerra, específicamente en 1918, se firmó el “Tratado de Sevres”, mediante el cual debía establecerse un Estado independiente del Kurdistán asentado en las tierras de Anatolia Oriental y de Mosul; pero ese acuerdo jamás fue cumplido. Porque es sabido que las potencias aliadas triunfantes en la guerra se propusieron  anexar  el territorio  de Turquía, lo que fue impedido por la guerra de independencia que libró el pueblo de ese país liderada por Mustafá Kemal Ataturk. Pero si lograron  hacerlo  en  países árabes como  Siria e Irak donde ha habido una gran población de kurdos.

Palestina fue víctima también de esta anexión de territorios  por  parte  de   Inglaterra.

Me reivindico militante en el materialismo dialéctico e histórico;  y por tanto, al interesarme por este tema, he puesto la atención a las cuestiones económicas, o de localización geográfica, que habrían podido ser de interés para que las viejas y nuevas potencias pusieran empeño en desmembrar y someter a la opresión al pueblo kurdo.

Y aquí está el asunto. En el territorio del viejo Kurdistán se encuentra casi la totalidad del petróleo turco y sirio; también están allí poco menos del 75% y el 50%  del   que   explotan  Irak  e  Irán respectivamente.

Los ríos Tigris y Éufrates atraviesan esa región.  Es decir, el recurso agua y la fertilidad que dan  a las tierras que bañan, le dan a estas  más valor político y económico.

El Kurdistán es rico en gas, agua y petróleo.

Así las cosas, se puede entender el hecho de que a partir de 1925, los  Estados Unidos de Norteamérica, Francia e Inglaterra, extendieran el territorio de Irak hasta parte del kurdo, y crearan la “Irak Petroleum Company” para explotar el petróleo allí localizado.

En estas riquezas del Próximo Oriente, porque el Kurdistán, como Palestina, hace parte de esta región, está la clave para entender la opresión nacional a que son sometidas ambas naciones.


Como la palestina, hay una causa kurda que requiere de la solidaridad de los pueblos.