miércoles, 7 de enero de 2015

Debemos superar el país “bonsái”

Debemos superar el país “bonsái”

Por Manuel Salazar. 

A pesar de todos los recursos que continuos y diversos estudios en el tiempo han constatado, el nuestro es un país “bonsái”.

El  que  la  derecha política ha administrado con tan malos resultados para los  sectores populares y la nación misma,  fue declarado  a  principios del  siglo  20 como “Un país con futuro”, en un libro de Otto  Schoenrich  dado  a  conocer  en los días de la ocupación militar de los Estados Unidos de  Norteamérica iniciada en 1916.

Ahí se habla de las cualidades extraordinarias de dominicanos y dominicanas respecto a su espíritu laborioso, la natural vocación a la amistad y a la solidaridad. Destaca también la buena salud y la tendencia a la longevidad de los nuestros y nuestras de aquellos años.

Detalla la abundancia de bosques, madera preciosa, tierras vírgenes, regadas por ríos y arroyuelos que, según el autor, “sus aguas murmuran alegremente durante varias millas y desaparecen en la tierra tan misteriosamente como surgieron”.

Llovía. De acuerdo con datos suministrados por una estación de la Oficina de Meteorología de los Estados Unidos localizada en la ciudad de Santo Domingo: “en todas las regiones del país se producían lluvias en todos los meses del año en un rango entre ocho y dieciocho días por mes”.
Esta abundancia de agua, era también de peces para una buena alimentación del pueblo; y lo era para posibilidades de producción de energía eléctrica, habidas cuentas de la velocidad en el movimiento de los ríos y de las cascadas  que debían superar en su impetuoso recorrido.

Da constancia de grandes yacimientos  de  oro,  plata, cobre, hierro, carbón mineral, entre otros. Dice, “es muy rara la común que no tenga un depósito mineral más o menos abundante”. Afirma la existencia de platino en  Jarabacoa.

En 1939,  el dictador Trujillo recibió un informe sobre el “Reconocimiento de los Recursos Naturales de la República Dominicana”, que había encargado al Dr. Carlos E. Chardón,  de nacionalidad puertorriqueña. “La República Dominicana ha llegado al año de  1937  prácticamente virgen en lo que respecta a sus recursos naturales y al desarrollo de estos”, dice  el informe.

Otro estudio indica que todavía en los tiempos del segundo Consejo de Estado (1962- 63), presidido por Rafael  Filiberto Bonnelly, esos recursos estaban en lo fundamental intactos.

Entre paréntesis: Desde hace varios años, más en el recién pasado, sectores del pueblo hemos estado protestando en rechazo a que se explote a Loma Miranda e igual por el  contrato  que  el gobierno ha firmado con la empresa multinacional  Barrick  Gold mediante el cual se le conceden a esta de manera onerosa yacimientos de la mina de oro de Pueblo Viejo en Cotuí; con una vida útil estimada en 25 años, en la que se calculan reservas de 20.4 millones de onzas de oro, 455 millones de libras de cobre y 131.3 millones de onzas de plata. Cierra el paréntesis.

Con tan buena situación material y espiritual,   el   país   ha sido convertido en un “bonsái”;  para  ensamblar ropas y joyas en zonas francas,  o para recibir turistas.  Un país “bonsái”, al que le han cortado raíces y ramas esenciales, y así, impedido de desarrollo.  Como los árboles que pudieron ser enormes, mediante técnicas de jardinería, mediante políticas públicas en el caso del país, les fue cortado el desarrollo.

Porque correspondiendo a instrucciones e intereses foráneos, sus gobiernos descartaron explotar con fines nacionales los recursos mineros y naturales en general; hacer del cultivo de la tierra la base para el desarrollo de la agroindustria; crecer un mercado interno,  con  las   correspondientes políticas en educación y salud, entre otros servicios,  para potenciar  las fuerzas productivas criollas.

En este momento que las fuerzas de la Convergencia discuten el programa de gobierno, sería bueno que se propongan políticas públicas  para  superar este país  “bonsái”  y darle curso al interés nacional.


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