viernes, 29 de mayo de 2015

Con más veras: Unidad Amplia Opositora y Movilización de Masas

¡Proletarios de todos los Países, Uníos!
PARTIDO COMUNISTA DEL TRABAJO

29 de mayo, 2015

Con más veras: Unidad Amplia Opositora y Movilización de Masas


Declaración de prensa.

Con más veras: Unidad Amplia Opositora y Movilización de Masas.
Como era de esperar, al menos para algunos sectores incluidos el PCT y el Frente Amplio, las dos fuerzas principales del PLD se han puesto de acuerdo para reelegirse todos.

 Danilo Medina tendrá carta verde para buscar la reelección; y todos los congresistas y alcaldes también tendrán ese beneficio.  Y  sin sobresaltos, Leonel Fernández se mantendrá en la presidencia del partido hasta el primer trimestre del 2020. La reelección es para todos, impunidad incluída.

Ambas fuerzas se han necesitado siempre.  El hoyo fiscal cavado por Leonel Fernández, y su participación activa en la campaña electoral del 2012, fueron esenciales para que Danilo Medina ganara la presidencia. Y Danilo será esencial para la pervivencia política de Leonel Fernández.

El Danilismo y el Leonelismo son las fuerzas que sustentan la hegemonía social del país, con la singularidad histórica de que hacen parte del mismo partido.  Como tales, tienen profundas diferencias por intereses encontrados. Pero todavía se necesitan mutuamente y son conscientes de que tienen mucho que perder con una ruptura.

Hubo quienes siempre dejaron libre de críticas al presidente Danilo y al PLD,  olvidando que ese partido es un proyecto de poder, y con esa actitud llevaron agua este molino.

Se ha confirmado la valides de la política de Unidad Amplia Opositora y que el PLD es un proyecto de dominación política a largo plazo.

Queda claro también que la perspectiva hacia el 2016 es Convergencia o Continuismo. Cualquier política tangente servirá al Continuismo, de manera consciente o inconsciente, se ampare o no en principios de ocasión, o en razones de validez general.

Pero queda tiempo, aunque poco, y mucho espacio político, para recuperar el tiempo mal invertido, y el sentido común, o la sensatez política, contribuyan a un propósito convergente a fin de  golpear al mismo blanco político.

La oposición tiene  dos desafíos, cuales son: hacer causa común contra el Continuismo y construir esa unidad en la movilización de masas, de  mucho pueblo en acción.

Es una quimera pretender que alguien solo puede derrotar al PLD, o que pueden hacerlo bloques de grupos y partidos separados uno de otros; así sea que algunos de estos se amparen en símbolos históricos, o en la ética general.

Y es quimérico también suponer que al PLD se le derrota y remata sin la movilización de masas desde ahora, durante e inmediatamente después de las elecciones.

Un Frente Amplio Opositor, o como se llame, construido en la movilización de masas a cada rato y por todas partes, son las coordenadas del triunfo sobre el Continuismo en el 2016.

Manuel Salazar
Secretario General


miércoles, 20 de mayo de 2015

La política salarial es responsabilidad del gobierno

¡En esta esquina…!

La política salarial es responsabilidad del gobierno

Por: Manuel Salazar


Una de las ideas más relevantes del libro El Capital en el siglo XXI, de Thomas Piketty, tan celebrado por políticos socialdemócratas, es su conclusión en un estudio desde 1900 hasta estos días de que “la historia de la distribución de la riqueza es profundamente política” y se relaciona con las situaciones y decisiones políticas de cada momento histórico.

Aunque parece un asunto económico, social, no lo es.  Y mucho menos en países como la República Dominicana donde todo está atravesado por el modelo político- económico impuesto para la acumulación de capital; y por tanto el enfoque de partida debe ser esencialmente político.

Hay que distinguir entre la discusión de un pacto colectivo de condiciones de trabajo en una empresa particular, que es tema que atañe a un sindicato; y la política salarial del país, que es tema político general, y es lo que está en el fondo del debate actual.

El alza salarial, que es uno de los componentes principales en la distribución de la riqueza,  está más que justificada en un país que  como   el  dominicano ha tenido crecimiento de la economía, es decir, creación de riquezas, durante más de 50 años consecutivos; a veces a tasas más altas, otras menores, pero siempre en crecimiento.

Aquí el salario mínimo  más alto  es  de  11 mil  292  pesos; hay otros menores que este,  y  no  cubren ni la mitad de la canasta básica,  definida por el Banco Central  en poco más de 27 mil mensuales.

Hasta julio del año pasado el salario mínimo había perdido 4 mil 550 pesos en la capacidad de compra, debido al alza en los precios, y esa pérdida no ha sido compensada a los trabajadores. 

Entre los años 2000 y 2013 la productividad promedio del trabajador dominicano creció en un 50%, y en ese mismo período su salario real  promedio se redujo en casi 30%.   Es una barbaridad,  porque   al tiempo que producía más para el empresario, este le pagaba menos para la canasta básica.

La política del actual y de los anteriores gobiernos ha sido la de aparecer “neutrales” en la disputa salarial de los trabajadores frente a la patronal; pero esa “neutralidad” no es más que una manera encubierta de  tomar  partido en favor del modelo económico y por tanto del empresariado, dado que los salarios bajos son una de las condiciones principales para la llamada competitividad de la economía dominicana; política sistémica, acordada, puesta en  práctica y protegida por los gobiernos.

Esta es una cuestión política fundamental que debe ser entendida por la clase trabajadora y el movimiento popular en general.  La política de restricción salarial y a la libertad sindical son componentes esenciales del modelo de dominación neocolonial que se le ha impuesto al país, igual que lo son la privatización,  y la devaluación del peso respecto de divisas fuertes como el dólar.

Así las cosas, la conquista de un alza salarial significa erosionar uno de los pilares del modelo, y en consecuencia es una cuestión más que social y exclusiva de la clase trabajadora, aunque es esencial a esta.

La lucha por el alza salarial nos convoca a todos los sectores políticos y sociales,  a  un   todos a  una.

Los trabajadores y el salario han sido siempre y en todas partes del interés principal de la izquierda en general, incluyendo los sectores más avanzados de la socialdemocracia, y es ocasión para convalidar esa militancia asumiendo la movilización de masas con la bandera de aumento general de salarios y libertad sindical.

Hay que sacar el movimiento por el salario de la trampa de la negociación con los empresarios.


El blanco principal debe ser el gobierno  en tanto  administrador general y custodia de los intereses del empresariado, al cual hay que exigirle que defina una política salarial que se corresponda con las necesidades básicas de la clase trabajadora y sea parte de una visión de la distribución de la riqueza.

miércoles, 13 de mayo de 2015

¡Salve César… observemos tus advertencias!

¡En esta esquina…!

¡Salve César… observemos tus advertencias!

Por: Manuel Salazar 

En  Acento del miércoles, 6 de mayo,  el   buen  amigo  César Pérez destaca el ambiente favorable  para una concertación por el cambio, y advierte sobre la necesidad de una propuesta política realista que  la  sustente; la cual, dice, debe ser pluralista en la metodología para acordarla y en su contenido.

Comparto esta previsión de César, que  es  la  de  un conocedor de la política como ciencia y de la lógica de pensamiento y práctica tubulares que rige a parte del liderazgo político dominicano, que lamentablemente tienen asiento en la izquierda y el progresismo.

La unidad amplia opositora ha sido planteada hace justo tres años como necesidad   para  derrotar el  continuismo del PLD-Estado y hacer avanzar el país en el sentido de la renovación, y es en este momento una propuesta en primer plano.

No por viejo, César Pérez sabe que el planteamiento  de  unidad, más para la amplia, ha chocado siempre con cuatro actitudes que cada una en su momento y manera han contribuido a afectarla.  Una es la del que se asume grande y en posibilidad de imponerlo todo; otra, la del rechazo “per se”, por la  visión de que  lo fundamental es el desarrollo de una fuerza ante la cual graviten las demás.  Es también  conocida  la   del  no  “entender” que un acuerdo es el resultado de concesiones entre las partes, que en discusiones llegan a un punto satisfactorio.

Y, como parte de la cultura política en nuestro medio, topamos con  la advertida hace añales por el viejo Mao Tse tung, que es la  de  “decir si, pero pensando no”; obstruir la  unidad,  reclamándola, pero anteponiendo condiciones que  los demás no podrían aceptar.

Hay un proceso en ciernes de cambio del liderazgo político que debería dar cobertura a un acuerdo electoral de programa, fundamentado en un proyecto de nación de largo plazo, que contemple la alternabilidad de liderazgo y de gobierno en el tiempo.
En los últimos 20 y más años, que son muchos, aunque cantando tango quizás sean nada como dijo Gardel, desde la izquierda han sido puestos en debate temas que convertidos en políticas públicas podrían superar   la  problemática   nacional, y ser sugeridos como ejes de discusión para desagregarlos en propuestas puntuales. Veamos:

1.- Una Constituyente con participación del pueblo que se proponga reformar el régimen político; desconcentrándolo y distribuyendo poderes y competencias en el territorio e instituciones; y que entre otras cosas, inhabilite de raíz la reelección presidencial;

2.- Impulso de una economía nacional productiva, que garantice la soberanía alimentaria del país, preserve y desarrolle los recursos naturales; impulse el mercado y las fuerzas productivas nacionales;

3.- Política de redistribución con equidad de la riqueza producida, que incluya los salarios, la política tributaria y la inversión pública en salud, seguridad social, educación, juventud, cultura general, y otros componentes;

4.- Desarrollo de un sector público en la economía y los servicios, que contribuya a desconcentrar y diversificar la  propiedad, como un componente vital del proceso democrático y del bienestar general;

5.- Creación de una jurisdicción especial, con tribunales integrados para cada ocasión por  delegados y delegadas de la sociedad para juzgar y condenar la corrupción y la impunidad;

6.-  Políticas de paridad de género en el ejercicio estatal;

7.- Políticas públicas de seguridad ciudadana, focalizadas en las diversas causas que  en  espacios territoriales diferentes generan violencia y criminalidad;

8.- Política de afirmación del interés nacional y de entendimiento para el desarrollo, cooperación y buena vecindad de las naciones dominicana y haitiana que integramos la isla; de la que surja una política migratoria atravesada por la solidaridad y los valores humanos.

Son propuestas que no pasan de reformas avanzadas; indican una orientación renovadora, que con más, o con menos, pudieran ser elementos de discusión para un frente opositor.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Convergencia o continuismo

¡En esta esquina…!

Convergencia o continuismo 

Por: Manuel Salazar

Es la perspectiva política, si se quiere un cambio de gobierno en el 2016 que a su vez es la posibilidad más inmediata  de  un cambio en el rumbo del país.

No presumo de ninguna manera que en el país político solo existen de un lado las fuerzas que integramos el esfuerzo denominado Convergencia, y de otro el PLD-Estado y sus aliados.  No, refiero a una política; al planteamiento de que una convergencia de fuerzas políticas y sociales es la que puede poner fin al continuismo en el 2016, y que ese hecho es el que haría posible ahora, en la coyuntura en curso, una modificación en el contenido y las maneras de las políticas que prevalecen en el país.

Sin esa convergencia el cambio es prédica, buena; pero prédica.

La  oposición  integra  un conglomerado de fuerzas y sectores dispersos,  con niveles de posicionamiento y orientaciones políticas e ideológicas también diferentes, cada cual con una posible cuota de votantes, que se nutren  del mismo caudal.

Lo que cada uno de sus integrantes podría lograr como resultado de la comunicación   con el electorado, sería sobre la base de quitárselo a otro opositor.

En cambio, el voto PLD es único, grande, establecido, con posibilidades mínimas de desafección. Se  mantendría  en lo fundamental unido.  La experiencia dice  que el PLD solo vota por el PLD.  Dispone además  de todos los resortes del Estado.

Las  posibilidades  de  dispersión  del voto, están en la oposición.

Soy consciente de que una alianza amplia opositora tiene inconvenientes que superar; uno de ellos es la constante histórica de un sector político y social que adversa al peñagomismo  por una actitud de clase respecto a la composición social mayoritaria de esa tendencia; a pesar de que con las consabidas inconsecuencias, esa es, junto a la Izquierda asentada en lo popular,  la principal responsable de  la  apertura del  proceso democrático en 1978 y de las tímidas reformas democráticas que se han conocido en el país desde la caída de Trujillo.

Pero hay que hacer esfuerzos en base a planteamientos programáticos renovadores que pudieran encantar a ese litoral.  Hay que quitar razones a aquella negativa, insisto histórica.

La búsqueda de una alianza amplia no excluye la crítica, sino que la presupone, siempre en el interés positivo de llamar a que se desechen prácticas del pasado.

En ese entendido hay que decir que si hemos llegado a una situación de inmovilidad política general, al dominio de un solo partido, y a que la reelección siga siendo una figura que viene y va, las culpas son principalmente de  los  que han ostentado el poder; entre estos el sector perredeísta, que dicho sea otra vez, es el único que ha empujado reformas mínimas de contenido democrático; pero que ha sido tímido en promover cambios políticos y sociales que renovaran más en sustancia el régimen.

El PLD solo puede mostrar como hechos políticos relevantes la oficialización de relaciones diplomáticas con Cuba y que en su voluntad no ha habido intención alguna de cerrar la limitada apertura democrática abierta en 1978.   Lo demás ha sido una obra “modernizadora” que no ha devenido en bienestar general para el pueblo, ni en darle a la democracia el componente de participación directa de la ciudadanía en asuntos esenciales de la vida política, cual es, hoy por hoy, el elemento definitorio de los regímenes que se consideran modernos.

Ahora, la cuestión a valorar es que la candidatura del PRM hace posible plantearse la renovación del régimen, esperada desde 1961; o de 1963 si se quiere.  Es una oportunidad, que   puede   ser  realidad  si y solo  si  se actúa con claridad del contenido y sentido de los cambios políticos a pactar; y, si y solo si,  este programa de cambios  gana el apoyo popular, para ganar en el 2016 y  disuadir a los gobernantes a cumplirlos.

La decisión de esta perspectiva va más allá de los cercanos al candidato del PRM, y de los afiliados de este partido, aunque incluye a unos y otros; y de manera principal incluso.    

Si  ninguna  fuerza  sola  puede  derrotar  al PLD; entonces lo lógico es procurar  las alianzas que hagan posible esa derrota.  Si la continuidad del PLD en el poder se visualiza como un problema, entonces hay que colocarse en una actitud  para  impedirlo.

La fuerza moral de sectores de la oposición, que tendría un efecto electoral multiplicador, junto a la que se haya acumulado en términos de perspectiva de votos, deben ser puestas al servicio del cambio de gobierno en el 2016,  y  en  ese mismo movimiento potenciarlas, para lo mismo garantizar que se cumpla  el programa acordado, que para seguir adelante en busca de los objetivos a los que hemos dedicado 50 años de militancia.