miércoles, 13 de mayo de 2015

¡Salve César… observemos tus advertencias!

¡En esta esquina…!

¡Salve César… observemos tus advertencias!

Por: Manuel Salazar 

En  Acento del miércoles, 6 de mayo,  el   buen  amigo  César Pérez destaca el ambiente favorable  para una concertación por el cambio, y advierte sobre la necesidad de una propuesta política realista que  la  sustente; la cual, dice, debe ser pluralista en la metodología para acordarla y en su contenido.

Comparto esta previsión de César, que  es  la  de  un conocedor de la política como ciencia y de la lógica de pensamiento y práctica tubulares que rige a parte del liderazgo político dominicano, que lamentablemente tienen asiento en la izquierda y el progresismo.

La unidad amplia opositora ha sido planteada hace justo tres años como necesidad   para  derrotar el  continuismo del PLD-Estado y hacer avanzar el país en el sentido de la renovación, y es en este momento una propuesta en primer plano.

No por viejo, César Pérez sabe que el planteamiento  de  unidad, más para la amplia, ha chocado siempre con cuatro actitudes que cada una en su momento y manera han contribuido a afectarla.  Una es la del que se asume grande y en posibilidad de imponerlo todo; otra, la del rechazo “per se”, por la  visión de que  lo fundamental es el desarrollo de una fuerza ante la cual graviten las demás.  Es también  conocida  la   del  no  “entender” que un acuerdo es el resultado de concesiones entre las partes, que en discusiones llegan a un punto satisfactorio.

Y, como parte de la cultura política en nuestro medio, topamos con  la advertida hace añales por el viejo Mao Tse tung, que es la  de  “decir si, pero pensando no”; obstruir la  unidad,  reclamándola, pero anteponiendo condiciones que  los demás no podrían aceptar.

Hay un proceso en ciernes de cambio del liderazgo político que debería dar cobertura a un acuerdo electoral de programa, fundamentado en un proyecto de nación de largo plazo, que contemple la alternabilidad de liderazgo y de gobierno en el tiempo.
En los últimos 20 y más años, que son muchos, aunque cantando tango quizás sean nada como dijo Gardel, desde la izquierda han sido puestos en debate temas que convertidos en políticas públicas podrían superar   la  problemática   nacional, y ser sugeridos como ejes de discusión para desagregarlos en propuestas puntuales. Veamos:

1.- Una Constituyente con participación del pueblo que se proponga reformar el régimen político; desconcentrándolo y distribuyendo poderes y competencias en el territorio e instituciones; y que entre otras cosas, inhabilite de raíz la reelección presidencial;

2.- Impulso de una economía nacional productiva, que garantice la soberanía alimentaria del país, preserve y desarrolle los recursos naturales; impulse el mercado y las fuerzas productivas nacionales;

3.- Política de redistribución con equidad de la riqueza producida, que incluya los salarios, la política tributaria y la inversión pública en salud, seguridad social, educación, juventud, cultura general, y otros componentes;

4.- Desarrollo de un sector público en la economía y los servicios, que contribuya a desconcentrar y diversificar la  propiedad, como un componente vital del proceso democrático y del bienestar general;

5.- Creación de una jurisdicción especial, con tribunales integrados para cada ocasión por  delegados y delegadas de la sociedad para juzgar y condenar la corrupción y la impunidad;

6.-  Políticas de paridad de género en el ejercicio estatal;

7.- Políticas públicas de seguridad ciudadana, focalizadas en las diversas causas que  en  espacios territoriales diferentes generan violencia y criminalidad;

8.- Política de afirmación del interés nacional y de entendimiento para el desarrollo, cooperación y buena vecindad de las naciones dominicana y haitiana que integramos la isla; de la que surja una política migratoria atravesada por la solidaridad y los valores humanos.

Son propuestas que no pasan de reformas avanzadas; indican una orientación renovadora, que con más, o con menos, pudieran ser elementos de discusión para un frente opositor.

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