martes, 30 de junio de 2015

MEMORIA HISTÓRICA 5

LAS PARTICIPACIONES ELECTORALES DEL PCT HAN SIDO CON PERSPECTIVA DE LA UNIDAD, INDEPENDENCIA DE PROPÓSITOS, CUMPLIENDO CON LA PALABRA EMPEÑADA ANTE TERCEROS, Y SOBRE LA BASE  “DEL ANÁLISIS CONCRETO  DE LA SITUACIÓN CONCRETA”.

Manuel Salazar

 Las informaciones que ofrezco en la serie de MEMORIAS que inicio con esta,  desbaratan el juicio de algunos  contra nuestro partido respecto a que sus tácticas electorales han apuntado a alianzas con partidos del sistema.

 Además, ponen en relieve que somos un partido de la unidad, que cumple con lo que se compromete y que hace análisis concretos de situaciones concretas para definir sus tácticas.

I.- Nuestra primera participación electoral fue en 1990, a través de siete (7) Movimientos Municipales Independientes (La capital, Baní, San Juan de la Maguana, provincia Monte Plata, Salcedo, Nagua  y  Puerto Plata).  No hicimos ningún tipo de acuerdo con partido alguno.

Fue una política pensada y apoyada por una reflexión teórica sobre el Municipalismo.  No fue política “de oído”, ni emocional.   Varios de nuestros cuadros estudiaron previamente “Gobierno y desarrollo local”.

Y a la luz de esa experiencia en el tiempo organizamos varios Diplomados con ese tema y  ocho(8) Encuentros Internacionales sobre Experiencias de Izquierda en Gobiernos Locales, a los que vinieron destacados municipalistas, funcionarios y técnicos de izquierda en gobiernos locales de Brasil, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, México, Nicaragua, Uruguay y Venezuela.

El propósito de esa política fue “darle orientación política al movimiento social, y base social a la política”, dado que desde años anteriores hacíamos parte del centro de la lucha social ascendente en el país.

(En nuestros archivos hay una amplia documentación sobre el Municipalismo y el Desarrollo Local, desde una perspectiva de Izquierda. A disposición de quienes la necesiten).
                                                 
 Parte de la izquierda  tildó esa política de  ”aldeana”, y por supuesto no la respaldaron.
29 mil 125 ciudadanos-as marcaron nuestras boletas, y de estos, 24 mil 625 lo hicieron en la capital, donde Virtudes Álvarez era la principal candidata  a  Diputada.  Esta votación alcanzaba para que los dos primeros candidatos de nuestra lista fueran electos;  y para los que llevan anotaciones,  con relación a  la cantidad de votantes de entonces de cada demarcación, esa cantidad de votos obtenidos superaba con creces el porcentaje  que hoy se exige para preservar un registro electoral.   En 1990, con mucho menos votantes que en la actualidad,  solo en siete (7) municipios, casi 30 mil ciudadanos marcaron nuestras boletas.

Pero la Junta Central Electoral solo reconoció la mitad de esos votos, que igual eran suficientes para que Virtudes Álvarez fuera Diputada. 

Don Rafael Herrera hizo un editorial el 18 de mayo en el Listín Diario, felicitando a Virtudes por haber  “llegado con sus propios  pies al Congreso”.   Días después escribió otro editorial excusándose, porque al parecer la JCE no validaría esa elección.
No hubo lugar para la “excusa” de que teníamos alianza con algún partido del sistema, porque no hubo esa alianza, y entonces  se apeló a que  era  “una política aldeana”. Pero esa tragedia, fue comedia años después, porque esos mismos que consideraron que aquella política era aldeana, años después se lanzaron a construir movimientos municipales.

Y nosotros, les apoyamos.

Los jóvenes deben reflexionar estas experiencias, para que se propongan construir un nuevo contexto para las relaciones y acción políticas, condición vital para que en nuestro país haya una renovación en todos los órdenes.


(En la próxima MEMORIA, abordaré las elecciones de 1994 y la experiencia del PADRE TOÑO).

viernes, 26 de junio de 2015

MEMORIA HISTÓRICA 4.-

                                                                                                                                                  
A  Fidelio, “incorregiblemente bueno”;

A Radhamés Pérez, militante pensante de esa especie rara que es la Izquierda dominicana que es política;

A Wellington Martínez, joven promesa de la política dominicana.

Con el solo propósito de recuperar la historia y pertinencia de una política y precisar posiciones. Nada más.

SOBRE CAMBIAR EL RUMBO DEL PAÍS: UNA LINEA PLANTEADA HACE 30 AÑOS Y UN CONTEXTO NECESARIO PARA LA MISMA.

Manuel Salazar

En 1985, específicamente en su Quinta Conferencia Nacional de Cuadros, el PCT planteó la plataforma política  “Por un Cambio de rumbo en el país”. Esa línea fue debatida y aprobada en el PCT justo cuando comenzó a concretar el actual modelo económico, político y social.  Hay un folleto que se hizo público en ese mismos años, escrito por el camarada Rafael Chaljub Mejía.

Esa plataforma fue la que dio origen al MIUCA, que la asumió bajo la divisa de “Ni el país puede hundirse, ni la nación disolverse ¡Unámonos para un cambio de rumbo en el país!”, que fue adoptada el 14 de junio de 1989, y se hizo pública en folleto del que todavía hay ejemplares circulando.

Desde 1989 mismo, los del PCT iniciamos una campaña de propaganda, y propositiva ante el Congreso Nacional, en favor de la Constituyente por Voto Popular, que en el plano institucional sintetiza nuestra visión de “cambio de rumbo”,  en  las circunstancias actuales.    Digo en las circunstancias actuales, porque nuestro ideal indeclinable es la revolución y el socialismo, y lo de ahora es “acumular fuerzas” siempre en esa perspectiva.

Esta misma línea volvió a ser enriquecida con nuevos argumentos y está planteada en una publicación titulada “Palabra de Compromiso”, a mi firma, que salió al público en el año 2006.

En las Convenciones del MIUCA, del MIUCA que tantas propuestas atinadas elaboró, hasta el 2008, se reiteró esa línea, y fue detallada en un libro titulado “MIUCA: Amarillo de luz y verde de esperanza” que contiene una visión de la democracia y el desarrollo dominicanos, incluyendo el lugar de los gobiernos locales y la economía solidaria en los mismos, publicado en ese año.

En resumen, hace 30 años que en el PCT asumimos la plataforma “Por un cambio de rumbo en el país”, y el MIUCA lo hizo desde 1989, es decir, hace 26 años.

Por esa política nos ganamos en su momento los epítetos zahirientes que acostumbran un sector de la izquierda para impugnar propuestas políticas nuestras.  Mientras que otro sector, más benigno, el de Fidelio y circunstancias, nos hizo la indiferencia en todo ese período.

 Queda, o debe quedar claro, que tenemos bastante conciencia y experiencia respecto al significado de la política  “Por un cambio de rumbo en el país”.

Más aún, somos tan conscientes del significado de la misma, que la asumimos respuesta a la política neocolonial impuesta al país, pueblo y nación dominicanos; respuesta a un modelo sistémico, que como tal no es exclusivo de la República Dominicana.

Así las cosas, concebir que en un gobierno de cuatro años, surgido de unas elecciones, se puede cambiar ese rumbo, es no tener idea de la envergadura del problema.

·         no estamos hablando de lo mismo.

Es correcto, objetivo, atinado, apropiado, urgente… plantearse como condición para un pacto electoral, la asunción de unas políticas públicas que apunten en el sentido de modificar las bases y el rumbo económico y político del país.  Pero en la conciencia de que el gobierno que resulte de ese pacto puede tomar medidas que habiliten ese cambio, e incluso comience a modificar aquellas bases. Pero el cambio de rumbo solo es posible en gobiernos sucesivos que apliquen una misma visión de país expresada en programas de cada gestión.  Por eso es que entendemos atinado, y posible, un pacto de largo alcance que tenga como punto de partida una visión de país y nación, con alternabilidad de candidaturas y gobiernos, que pongan cada vez en práctica un programa que exprese aquella visión.

Lo que se discute en este momento no es si es necesario que la izquierda y el progresismo construyan fisonomía y camino propios en perspectiva al poder, porque eso siempre será correcto. Lo que se discute es si en este momento histórico se debe o no hacer una alianza amplia, que incluya sectores de los que diferimos en principios y perspectiva estratégica, para enfrentar y superar el aspecto principal de la problemática nacional, que es un partido- gobierno que lo controla todo y se propone mantenerse en el poder de manera indefinida, y que ningún sector de la oposición está en condiciones de derrotarlo por sí solo. Problema sin cuya solución es difícil aspirar a mayores presupuestos políticos.

Entre paréntesis. Si se diera el caso, bueno por cierto, de que uno de los sectores que contravienen la política de alianza amplia, ganara las elecciones del 2016; incluso si las ganara una coalición de esos mismos sectores, se encontrarían en una situación como la del maco aquel al que le regalaron unos pantalones y no le quedó más remedio que preguntar: ¿En cuáles nalgas me los pongo? Cierra el paréntesis.

Si después de casi 60 años de haberse constituido como fuerza organizada, la izquierda y- o el progresismo no pueden entender esto, entonces estamos ante un caso. Si, ante un caso digno de estudio. Como el dengue, la viruela, la poliomielitis en sus momentos; y como en el plano político lo diagnosticó Lenin en la enfermedad infantil del izquierdismo en los años de 1920.

Las cuestión de las alianzas, y las circunstancias en que los revolucionarios y comunistas deben llevarla, fue planteada en el mismo Manifiesto Comunista en 1848, es decir nada más hacen 167 años.

Si todavía esto no se entiende, entonces se puede entender por qué en América Latina y el Caribe se han producido tres olas de cambios desde los años de 1950, y a pesar de toda nuestra moral y actitud de lucha, los revolucionarios dominicanos hemos tenido que conformarnos con hacer solidaridad a los otros pueblos que si han sabido poner en práctica las leyes y categorías de análisis de la revolución.

Para salir de situaciones políticas especiales, y la dominicana es especial en este momento histórico, en Colombia se pactó el Frente Nacional para el Cambio mediante el cual algunos partidos grandes y fuertes acordaron sucederse en el poder compartiendo un mismo programa, gobiernos y composición del congreso.  En Chile se hizo una concertación con alternabilidad de candidaturas y de gobiernos entre partidos grandes y fuertes.  Y en Uruguay, con el Frente Amplio,  hay  una experiencia en curso a  considerar.

Hay una buena oportunidad para plantear cosas que salgan de la obviedad, muevan el debate de altura y pongan el país en aires nuevos; y para eso el buen juicio está convocado.

Para  habilitar el país hacia un “cambio de rumbo”, será necesario un contexto, como el siguiente:

1.- Un gobierno de amplia base política y social, que se exprese también en el Congreso Nacional;

2.- Un gobierno con amplio apoyo popular que se exprese en la participación activa del pueblo en torno a las políticas públicas decididas;

3.- Un gobierno con una clara y decidida política de alianza estratégica con sectores productivos nacionales.

Eso solo se logra con una  alianza que derrote al PLD y sus aliados en el 2016. Ningún sector solo puede lograr esa victoria y mucho menos habilitar el  “cambio de rumbo”.

No descarto, mejor, asumo que las particularidades pueden tener éxitos en las elecciones del 2016. Pero dentro de una derrota general para el pueblo y el país con el triunfo del PLD y sus aliados.

En las elecciones del 2010, 52 mil ciudadanos-as marcaron la boleta del MIUCA, y este obtuvo 32 regidores distribuidos en el país. Un éxito, celebrable. Pero en esas mismas elecciones, el PLD obtuvo 31 senadores y la mayoría en el Congreso Nacional con lo que pudo hacerse con las Altas Cortes y todo lo que esto ha implicado.

Punto, final.


lunes, 8 de junio de 2015

Lo que es Revolucionario


Manuel Salazar

(A mi querido amigo y compañero de lucha Evangelista Ramírez, revolucionario cabal y gran ser humano).

(YO) milito sin haber tomado vacaciones, durante 45 años y siempre en el centro, nunca en la orilla ni atrás,  en la idea de que la revolución es una necesidad y hay que construirla todos los días.

Por  eso  he renunciado al ejercicio de mis profesiones académicas para entregarme a tiempo completo al PCT, partido en el que milito.

Desde esta concepción y militancia valoro lo que es revolucionario en cada momento.

Lo revolucionario no es un punto fijo, sino que tiene que ver con las circunstancias de cada momento, y muy especialmente con la correlación de fuerzas entre revolución y reacción.

Lo revolucionario puede ser el llamado a la insurrección popular, cuando están dadas las condiciones, como hizo Lenin en octubre de 1917.

Lo revolucionario  puede  ser  lo que hicieron Marx y Engels en un momento, escribir el Manifiesto Comunista. Porque de este dependía la construcción de las vanguardias comunistas para la organización de la clase obrera en una perspectiva socialista y revolucionaria.

Lo revolucionario puede ser lo que orientó Fidel Castro estando en la cárcel, reproducir en millares su discurso La historia me absolverá, porque era lo que podía elevar la subjetividad revolucionaria en ese momento después del frustrado ataque al Cuartel Moncada.

Lo revolucionario puede ser una retirada táctica, como hizo Mao Tse tung, en un momento de la revolución China, porque era lo que permitía preservar las fuerzas militares de la revolución, porque estaban siendo aniquiladas.

Lo revolucionario puede ser hacer concesiones a las clases  derrotadas  por la revolución, como hizo Lenin con la Nueva Política Económica, NEP, después del triunfo de la revolución de Octubre de 1917, porque ese paso permitía evitar que sectores internos de la reacción se unieran al imperialismo alemán que entonces asediaba desde el exterior a la revolución, y esta no podía pelear de manera simultánea contra el enemigo  interno y el externo.

Lo revolucionario puede ser tenderle una alfombra, o abrirle una puerta al enemigo militar para que se retire, y de esa manera poner fin a la guerra y la revolución concentrarse en la reconstrucción del país.  Como hizo Ho  Chi Minh con el imperialismo norteamericano, que estaba derrotado pero su orgullo no le permitía rendirse, y Ho Chi Minh, fiel a la enseñanza de la sabiduría oriental de “al enemigo que huye, puente de plata”, le creó condiciones para que se fuera, y así la revolución concentrar sus fuerzas no en la guerra, sino en la reconstrucción de Vietnam.

Lo revolucionario puede ser pactar la paz para poner fin a una guerra en la que no se podrá derrotar al enemigo ni este derrotará a la revolución, porque hay un equilibrio de fuerzas militares, que requiere pasar a la acción política abierta, porque, insisto, ni la revolución podrá triunfar en ese momento histórico mediante las armas, ni la derecha podrá derrotarla. Sin la paz la guerra sería sin fin y terminaría agotando el país. Es lo que hicieron los gloriosos guerrilleros del FMLN en El Salvador, y hoy dirigen ese país por la vía de las elecciones.

Lo revolucionario puede ser en un momento lo que hizo Francisco Del Rosario Sánchez durante la Primera República, que hizo correr la voz de que había muerto, y esconderse para preservarse vivo; porque los enemigos lo buscaban para fusilarlo, y si caía en ese momento, sería un gran revés para el proceso.

Si se revisa la historia de la revolución mundial, encontraremos miles de ejemplos, de que lo revolucionario en un momento determinado puede variar.

Lo que no varía es el propósito revolucionario, cual es la toma del poder político por vía revolucionaria. Eso no puede variar. Lo que puede variar es el cómo en un momento se avanza hacia ese propósito.

Para avanzar a la revolución dominicana, en este momento es necesario abrir mayores y mejores cauces al trabajo revolucionario, y ese es posible derrotando el Continuismo del PLD como plantea el Frente Amplio con la política de Convergencia.  Insisto en este momento, porque a partir del 20 de mayo del 2016, la táctica tendría que asumir otra forma.

Y a lo mejor, mañana mismo se generen unos acontecimientos que aconsejen un cambio de táctica y las tareas sean otras.

Esto es dialéctica de la revolución.

Apreciado Evangelista, sigo afirmando que la izquierda dominicano dejó de estudiar Marxismo leninismo e historia desde 1978, y hoy hace política fundamentada en emociones, de oído, en criterios pretendidamente de principios generales, pero sin aterrizar en las cuestiones tácticas que es por donde caminan en concreto todos los procesos.

La responsable es la dirigencia, que no se preocupa por esto, y mantiene a cualquier cantidad de jóvenes militantes desenfocada del curso y la teoría de la revolución.   Algunos de esos dirigentes se las pasan alentando  una  guerra revolucionaria que no pasa de letreros en las paredes de las ciudades y de arengas grandilocuentes en cualquier reunión, huelga o marcha reivindicativa.  Pero sin dejar la tranquilidad de la vida hogareña.  Y así, han frustrado a mucha gente.
 

 

 

 

 

viernes, 5 de junio de 2015

El Frente Opositor es lo revolucionario ahora


Por: Manuel Salazar

¡Ay!  

Que tan   difícil   nos   ha   sido  a   los dominicanos y dominicanas hacer converger esfuerzos, hasta para regresar el país al propósito de República que se propusieron los constitucionalistas de abril de 1965. 

Desde los años de 1950 han ocurrido tres grandes olas de importantes avances políticos en América del Sur, Centroamérica   y   países  del   Caribe, incluyendo una revolución en Cuba.  Aquí no se ha podido.

Hace  54  años  el  pueblo se deshizo de la dictadura de Trujillo que lo contralaba todo  y ahora un solo partido también controla todo el poder.

¡¿Cómo es que  hemos llegado a esta realidad!?

Hay discursos, personalidades, talantes y conductas, que atraviesan el tiempo desde que cayó Trujillo, que permiten decir que buena parte del problema es que   hemos   sido   divididos;  como   que   vivimos  en varias repúblicas.
La que existe, lacaya, impuesta por la intervención norteamericana de 1965, que ha devenido en la del PLD.

Otra, que  existe  en   el  ser-pensar  de   gentes que son de  las clases dominantes aunque no estén en el poder;  que se mueven en un  mundo político  penetradas de ese mito del que habló Platón en su obra La República: “la divinidad, cuando os moldeó, puso oro en la mezcla”;  y por eso solo pueden ser reyes, muy supremos para ser  segundos de nadie, o arrimar  hombros a otros.

Hay   otra   república, Inmaculada, la de los que dicen  “no querer nada con la política”.  También hay una militancia pura y perfecta,  que  milita  en principios generales, y para quienes la táctica política siempre será la misma cualquiera que sea la circunstancia concreta.

 Sobrados unos y otros de facultades para  postular  sobre  cómo  es  que  se  deben  hacer las cosas para que aparezca  el  bien.

Como  candidatos  a  ciudadanos  de  esta  Inmaculada,  hay también  una suerte  de mentalidades en contravía, discutidores, dispuestos a destacar   formulando la tesis contraria a las asumidas por los  demás, y hacer que las reuniones discurran en largas discusiones que por lo general concluyen en la convocatoria a otra reunión para que siga el debate.

Y así hasta que el Eclesiastés dicte su conocida sentencia.

Aquí nos encontramos con miles de Comandantes. Hay cientos  con poder para la disociación,  la  generación de dudas y sospechas en los colectivos; impertinentes habilitados para las ocurrencias tangentes al curso esencial de lo que corresponda hacer, o discurra.

 Abundan personalidades, Ex esto, o Ex aquello, que se asumen sublimes, creando y cambiando pequeñas Cortes en su entorno; fines en sí mismos;  a los que hay que garantizarles mención especial o lugar en primera fila, o entra el mar.

Como políticos, hacemos análisis políticos de estas situaciones;  y  no  nos hemos detenido nunca a observar cuanto hay en todo esto de  ese asunto tan importante que es  la  personalidad,  de cada ser social  en particular,  y del ser nacional.

Parece cuento, pero hay 70 grupos que se reivindican de izquierda o progresistas; cada uno con sus respectivas razones para existir, superiores a la de los restantes.

Es una pena. Hemos experimentado casi todas las fórmulas de la unidad de izquierda, y de cada una ha salido la división multiplicada.  Donde se unieron dos, resultaron hasta cinco.

En estas sublimidades descansa parte del esfuerzo de construir un frente electoral tangente en la coyuntura actual, que pretende desconocer que el aspecto principal de la contradicción pueblo- poder, es el PLD- Gobierno.

Una línea tangente que en los hechos restará votos a la oposición y de esa manera favorecerá al continuismo.

Es la reiteración de una conducta política errática, que siempre ha ido en vía contraria a lo que aconsejan las circunstancias.  Como en 1962 y su extensión a la caída de Manolo en  Las Manaclas.  Como en 1974, 1978, 1990, que permitió la pervivencia de Balaguer;  y en 1994 y 1996, que  permitió y hasta favoreció una nueva derecha, envoltura sutil del conservadurismo, que es la que ostenta el poder en este momento.

 En todos estos momentos se dejó de hacer lo que la coyuntura reclamaba, para luego  lamentar   los  resultados.

 Desde 1974-78,  nunca estuvo tan claro, tan simple, que la disyuntiva política central de este momento es: Convergencia opositora o Continuismo.  Pero todavía hay quienes dan vueltas frente a esta esencial cuestión del momento, discuten, analizan, hacen discursos tremendos, buscan respuestas, hacen ficción y se alzan en armas, dan riendas sueltas al pesimismo y la negatividad. …

 Todo esto se relaciona con un ser social y nacional que es resultado de políticas impuestas desde que Colón llegó; pero muy especialmente desde el 28 de abril de 1965 cuando por segunda vez vinieron los yanquis e impusieron políticas que  han  afirmado  un   ser   social  complejo  y  diverso.
En 1962 hubo un esfuerzo hacia un rumbo nuevo del país y lo impidió un golpe de Estado, al que siguió una revolución cívico militar que quiso retomar aquella línea,  y  fue   cercenada por  la  intervención del 28 de abril de 1965.

Se instaló la contrainsurgencia, política, económica, social y cultural. De aquí vienen esas repúblicas lamentables que junto a la lacaya mantienen la inercia política en el país.

 A pesar de que Manolo lo advirtió con tiempo, la serpiente de la división puso sus huevos;  y la intervención de 1965 instaló la incubadora para reproducirlos en serie hasta hoy.  La división política, social, generacional, intelectual… y  que para  algunos,  es  hasta racial.

Pero hay que perseverar. Tenemos que sobreponernos a estas realidades.  Porque está creciendo y convergiendo de nuevo la tendencia del cambio que se expresó en las elecciones del 2012, y en esta se puede avanzar lo más que se pueda hacia la renovación política; cuanto más si lo alternativo confluye en un programa mínimo y desde una clara voluntad convergente se propone, quiere de verdad, calificar el programa y compromiso de gobierno que sustente el frente opositor.  


El Frente Amplio Opositor para ganar en el 2016 y poner en práctica un programa de cambios políticos y sociales, es lo concreto a ese propósito en las actuales circunstancias.  Siendo así, es lo revolucionario en estas circunstancias.  Esta es la respuesta pertinente al momento político.

martes, 2 de junio de 2015

Al Pacto Piñata, anteponer un Pacto Pueblo- País.


Por: Manuel Salazar

No debe extrañar que desde la dirección del Estado se puedan lograr pactos como los que están en curso hacia la reelección.  Porque dice la sabiduría popular que  “el que paga manda”, y en la política dominicana cada vez hay más espacios para los Negociados, y es cada vez menor el espacio para los ideales.

El espíritu de empresa ha tomado mucho cuerpo en la política, en muchos países, y aquí también.  Las posturas y posiciones electivas se miden en términos de costo- beneficio y el dinero es el referente de esas categorías.

Y por supuesto, ese espíritu empresarial tiene y ha tenido consecuencias negativas para los pueblos y la soberanía de los países. Porque se financia con el presupuesto público, y este se nutre del dinero del pueblo y de los servicios sociales que este mismo pueblo  deja de  percibir  del  Estado.

En América Latina el espíritu empresarial en la política  inició con Fernando Collor de Mello en Brasil(1990- 1996), que no pudo terminar siquiera el período para el que fue electo; y continuó con Vicente Fox Quesada en México(2000-2006) y Sebastián Piñera en Chile(2010- 2014); todos con resultados nefastos para  los pueblos de esos países.

El Negociado político del presupuesto público se financia también con la deuda externa, que en el corto plazo es también un costo social para el pueblo;  y en el mediano se transfiere a la soberanía nacional, porque hipoteca recursos naturales y condiciona políticas públicas para el desarrollo. 

Hay que reconocer que el Negociado político ha tomado mucha fuerza en el país. Subestimarlo sería estúpido.  Hay en curso un Pacto Piñata en torno a la reelección del Presidente,  de consecuencias negativas para  el  pueblo  que  solo pueden ser estimadas, pero no calculadas con exactitud.

Es de reconocer que el presidente Danilo Medina es un político profesional, no llega a la política desde el mundo empresarial.  Pero es cierto también que   conoce que parte de sus aliados sorpresa son empresarios enganchados a la política, y los atrae a la reelección desde la lógica empresarial de  costo- beneficio.

En el país hay, por supuesto, reconocidos empresarios con vocación política, que piensan el país desde la perspectiva política, y su condición empresarial, de clase por supuesto, es plataforma para sus proyectos país.

Esta es  una cuestión distinta a la de llegar a la política con la lógica empresarial y hacer de la política una plataforma con fines empresariales.

El Negociado Piñata de marras, tiene componentes harto conocidos.

Pero no es el país y mucho menos es el pueblo.

Queda mucha dignidad por doquier en  el país, incluyendo dentro de los partidos de los líderes del Negociado Piñata.

Hay partidos, grupos políticos y sociales, y mucho pueblo que quieren un cambio, un rumbo distinto.

Se puede y se debe hacer converger a todos estos grupos en torno a un programa mínimo de cambio, y construir esa unidad en la movilización de mucho pueblo.

Unidad Amplia  y  Movilización de masas, son las coordenadas en las que se puede encerrar y derrotar al  Negociado y Pacto Piñata.  


Adelante, hay tiempo, aunque poco; mucho espacio político e infinitas voluntades para dar millones de pasos con el pueblo, por el pueblo y el país, por un cambio político ahora.